miércoles, 20 de abril de 2011

El café deslizándose lentamente por mi papilas gustativas. El café y las ganas de decir cosas. R, está leyendo. Ella no lo sabe pero la observo de reojo y atrapo su ojo sobre una línea: "No se puede amar tanto sin condenarse". Le digo: R, pensaba que ya te había curado de Baudelaire. R, dice: esto es como la Verdad, unx no termina de curarse nunca.