miércoles, 20 de febrero de 2013

Sabor a traición / Otra charla con mi subconsciente.

Has pasado tanto tiempo lamentándote por una mala jugada del destino, que acabaste por perder la noción del tiempo. Las palabras se hacen ríos de sangre en los que te metes a pesar de las manchas, los recuerdos son marcas en los huesos hechos con fierros calientes. Eres cenizas, polvo, eres veneno en los labios de una musa amada por todos. Incluso me atrevo a decir que te asemejas a la mierda que embarrada en las paredes de un baño público: inmensamente desagradable, pero jamás se puede apartar la vista de ella.

Se te ha marcado en el rostro el paso de los años, en las pronunciadas ojeras de tu cara habitan algo que parecen ser dos globos oculares, perdiste el brillo, la decencia, el amor propio y hasta la identidad. Tu cuerpo / tus besos; emanan un calor insoportable, como el de una prostituta con fiebre y mal aliento, y tu sexo se ha vuelto tan tibio que el mismo Dios a quien veneras te escupiría de su boca.

Eres repugnante, y no hablo sólo por mí cuando te digo que no inspiras otra cosa mas que lástima... Lástima y asco.