sábado, 2 de agosto de 2014

Microcuento para dormir.

Era una vez una niña con cabello de algodón, labios de rubí y piel de cristales de colores, que bailaba todos los días en la plaza de su pueblo, para que todos vieran su piel de vitral, un día conoció a un niño de piedra y se enamoró de él. Cada vez que se abrazaban la piel de cristales se rompía un poco y el niño de piedra se lastimaba por la erosión... Tras su relación sólo quedaron pedazos de la niña, y el diamante que su amor ayudó a pulir.

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